martes, 29 de septiembre de 2009

MÁS BLANDO QUE LA MIERDA DE PAVO



Domingo tarde. Decidimos ir a ver Oceanworld en 3D. Me encantan las pelis de bichos. No lo puedo evitar. Me gusta ver animalitos en la pantalla, mecido (yo, no ellos) por una maravillosa, cadenciosa y modulada voz en off. De vez en cuando, me chiflan los documentales sobre la fauna y la flora en una sala de cine. Me relaja y, qué demonios, me emociona (Tierra me hizo llorar a moco tendido). Así que el plan era simplemente perfecto. Azul, agua, peces, tortugas, una pantalla gigantesca, domingueros... Pero, ay, ay, ay, resulta que los tres periódicos consultados estaban errados en lo que al horario de la película se refería. El resultado: caras de desconcierto frente a la ventanilla. Un rápido vistazo a la cartelera, y por diferentes cuestiones, una sola opción factible: El secreto de sus ojos. Bien. Había oído tanto y tan bien de ella que tampoco me pareció mal cambio.

La cosa empieza y yo me digo: 'bien'. Y luego: 'uy, uy, cursilada al canto'; pero no, el propio director se ríe de la posible cursilada. Bien. Me relajo y pienso: 'venga, venga, que esto va...' Paso por alto algunas cosas que me taladran el oído y me desgarran el ojo. Y así hasta un punto en el que ya no puedo más. Y tengo que reconocer(me) que me está pareciendo un horror, un aburrimiento, una cosa rocambolesca, una sucesión de despropósitos, una cadena insensata e infinita de vueltas de tuerca, una blandurriada sin consistencia y sin gracia. Y así a más a más. Llega un momento en el que simplemente musito en silencio pero con amargor: 'que esto acabe YA, no más giros forzados de guión, no más falsos finales, no, no y no'.

Lo único que salvo de la quema (quema que sé me va a conllevar más de un post colérico: Campanella es un director que gusta -legión de fans se gasta- y El secreto de sus ojos, una película que encanta) es Guillermo Francella y su personaje, que me parecen -ambos- simplemente magistrales. Y, por supuesto, los argentinismos (si llego a saber que me iban a cambiar tortuga por mula, me llevo un cuadernito y una linterna y apunto todas las expresiones propias de La Pampa. Hay qué ver cuánto ingenio. Fan rendido).

Dice un amigo que Campanella es "cursi para un mundo cursi". Será eso. A mí, lo cursi, en general, me espanta. Así, a lo bruto, creo que lo cursi pervierte, resta, ensucia y envilece, imposta, roba la esencia de lo hermoso, descerraja lo puro, echa almíbar innecesario y se carga el encanto que pueda haber en la inocencia. Falsifica y falsea. Pero, reconozco que hay un tipo de cursilada (la que no es afectada y que en realidad es más moñerío y ñoñada que otra cosa) que me fascina, me embriaga, me enloquece y me convierte en Superñoño, el superhéroe más blando que la mierda de pavo.

sábado, 26 de septiembre de 2009

YO CONFIESO



Minutos después de ver Malditos bastardos, una tarde cualquiera, en una terraza cualquiera, ante un vermú cualquiera:
- ¿Qué tal Malditos Bastardos?
- Muy bien, está guay
- Pero, ¿tú eres tarantiniano? (pregunta capciosa para tratar de discernir cuanto hay en mi juicio de fiable)
- Mmmmm, no, realmente, no...

Esta misma conversación la he tenido ya más veces. Se repite, en concreto, con cada nueva película de Tarantino. Y, también, en cada ocasión, se me queda flotando como un estúpido mea culpa mi supuesto no tarantinismo. Y, también a cada ocasión, me pregunto si he sido realmente sincero. Y todas y cada una de esas veces, llego a casa, enchufo el ordenador, tecleo imdb.com y compruebo lo mismo. Que he visto todas las películas de Tarantino (salvo Four rooms) y que todas me han gustado (algunas más que otras, obvio).

1992. Reservoir Dogs. En los antiguos cines Alphaville (hoy Golem). Solo. Me gustó mucho cuando la vi, mucho después y mucho todas las veces que la he vuelto a ver.
1994. Pulp Fiction. La primera vez en un cine en Castellana que creo ya no existe. Doblada y en compañía. Me gustó. Mucho. Durante y a posteriori. La volví a ver en alguna sala en versión original. Solo. Me volvió a fascinar. Luego varias veces más. Siempre enorme. Algunas frases y personajes (Marsellus Wallace, oh yeah) fueron adoptadas en mi día a día y me han hecho la vida más fácil (los negros empapados en crack son un clásico recurrente a la hora de explicar según qué cosas).
1997. Jackie Brown. No la vi en pantalla grande. Más tarde en casa. Con un amigo. No me mató. Ni durante, ni a posteriori. Preferí, sigo prefiriendo, cualquier película de blackxplotation.
2003. Kill Bill 1. En los Ideal. Solo. Me gustó más a posteriori que durante.
2004. Kill Bill 2. En los Ideal. Solo. Me gustó tanto durante como después. Más tarde, Kill Bill 1 y 2. Seguidas. Simplemente grandiosas.
2005. Sin City. En los Ideal. Con un amigo. Sí, Tarantino es sólo director invitado, pero nos vale. Me gustó más durante que después. De hecho, no he vuelto a verla entera. Sólo escenas sueltas que, de pronto, necesito y quiero rememorar.
2007. Death Proof. La vi. En los Ideal. Con un amigo. No me gustó tanto como Planet Terror (la otra del programa doble de Grindhouse), pero aún así tiene momentos que sí, sí, sí...

Así que una vez hecho por enésima vez el análisis de conciencia tarantiniana llego a la conslución de que Tarantino me mola más de lo que yo mismo me creo y me reconozco (sirva esta entrada como nota mental: 'te gusta Tarantino, recuérdaloporsiemprejamásamén').

Ahora toca buscar las razones.
Se me aparecen dos claras (¿para qué necesito más?):
1- porque el tipo sabe hacer muy bien muchas cosas
2- porque me lo paso endiabladamente bien viendo sus películas. Tarantino tiene el sentido del cine de cuando éramos pequeños, de cuando el cine era el superentretenimiento. Da lo mismo lo que quede, mientras estoy sentado en la butaca me siento como cuando de niño echaban en la tele Doce del patíbulo o una del Oeste. Transportado, divertido e iluminado.

¿Para qué necesito más?

jueves, 24 de septiembre de 2009

LO BUENO, SI BREVE...



Me gusta Funny People.
Me gusta.
Porque:
- mantiene un maravilloso equilibrio entre comedia y drama
- a ratos es triste, emocionante, cabrona, intensa y muy de verdad
- otros ratos proporciona carcajadas de las buenas
- hay chistes increíbles
- el reparto es sencillamente perfecto (qué grande, pero qué grande es Adam Sandler; y qué maravillosos son Seth Rogen y Jonah Hill; y cómo me gusta Jason Schwatzman... Por cierto, ¿alguien me puede decir que coño le ha pasado a Eric Bana en la cabeza? Porque, ¿son cosas mías o se la han reducido los jíbaros?)
- tiene frases memorables
- consigue que sus personajes me interesen, me sean simpáticos y creíbles
- toda la primera parte me parece sencillamente sensacional
- salgo contento

Y creo que podría haber sido mejor.
Creo.
Porque:
- se le ha ido la mano y la olla y todo lo demás en el metraje
- en realidad es como si hubiera dos películas en una (la del cómico que va a morir, y la vieja historia de amor resucitada) y una de ellas me sobra casi enterita (¿adivinan cuál?)

Aún así, bien por Funny People (aunque,hostiaputajud¿porquétuvistequecagarlaconloguayqueibatodo,tío?) y bien por Jud Apatow (por mucho que le tachen de moralista, blandengue y ñoño).

martes, 22 de septiembre de 2009

YA ESTÁN AQUÍ....



Siempre me he preguntado cuál es el momento en el que decides 'este va a ser mi deporte'; cómo y por qué se produce ese clic en el que el fútbol, el básquet, el tenis o el curling pasan a ser parte esencial de tu vida (y no me refiero a la actividad deportiva que vas a practicar, ésta viene más dada por circunstancias físicas y habilidades innatas que por gusto real; sino a cuál va a ser la que te va a quitar el sueño, te va a hacer sufrir y gozar, te va a tener horas muertas en un estadio o delante de la caja tonta). Y, luego ya, cómo y cuándo te haces de un equipo o de otro.

Yo empecé con el tenis. En París, Roland Garros era un acontecimiento nacional. Todo el mundo, en menor o mayor medida, lo seguía. Eran los tiempos de Connors, Lendl, McEnroe, Wilander, Vilas y Borg (en su reinado absolutísimo). Y ellos, los franceses, tenían a Yannick Noah.

Cuando volví a tierras ibéricas, descubrí el baloncesto. Corbalán, Sabonis, Del Corral, Sibilio, Epi, Solozábal, los hermanos Martín, Biriukov, Montero, Margall, Villacampa, Jofresa... Lolo, Aíto, Diaz Miguel... Y el Gigantes. Porque, sí, yo compraba y leía el Gigantes. En algún lugar debe estar el librito que sacaron con el nuevo reglamento de la FIBA. Me lo empapucé. De cabo a rabo.

Así que, desde tiempos remotos y fuera por lo que fuera, esos dos fueron mis deportes elegidos para sillonbolear. Lo que nunca conseguí fue nacionalizarme de ningún equipo. Hubo un tiempo en el que iba con la Penya (yo creo que era porque el verdinegro joventutiano quedaba bien en mi carpeta), luego me hice supporter del Estu, y así...

Recuerdo el primer partido de básquet que vi en un bar. Fue en El gallo rojo. Temporada 91/92. El Joventut ganó por segunda vez consecutiva el título de Liga. En aquella ocasión, ante el Madrid.
El último, este glorioso domingo, cuando los chicos volvieron a ser los que eran y dejaron claro que lo del principio había sido un mal sueño (del que yo ya ni me acuerdo). ¡¡¡Y viva Rudy!!!

domingo, 20 de septiembre de 2009

MENÚ DEL DÍA


¿Qué hiciste la noche en blanco?
¿Dónde fuiste la noche en blanco?
¿Qué viste la noche en blanco?

Estas preguntas empiezan a ser recurrentes cada vez que el evento de marras tiene lugar. Ante la interrogación, mi expresión de respuesta es la de alguien a quien han pillado en falta. Y lo que sale de mi boca suele empezar con una negación: "No fui", "A ningún sitio", "Nada". No practico la noche en blanco. No es un acto de boicoteo, no es una impostada rebelión, no es un estúpido esnobismo. Ni tan siquiera rastro del dudoso placer de llevar la contraria. No hay meditación alguna tras mi actitud, ni un ápice de planteamiento ideológico. Es más bien una muestra (una más) de cobardía e indecisión. Para un espíritu como el mío que naufraga a menudo en la duda, nada hay más angustiante que un programa como el de la noche en blanco. Este año, las actividades para UNA SOLA velada se presentaban en un manejable y cómodo (lo digo sin atisbo de ironía) desplegable del tamaño del mapa del metro. Lo miro y me mareo. Decenas de números que remiten a otras decenas de explicaciones. Diferentes colores, recorridos propuestos, actividades sugeridas. Un periódico te dice a, el de al lado dice be. Tu amigo te recomienda con fervor la opción ce y la de, y tu compañero te insta a no perderte el concierto efe. Y yo me aturullo, pierdo pie, me hago la picha un lío, me entran sudores fríos, me vuelvo loco y pienso que jamás lo conseguiré. Vacilo. Perplejo, agotado, abatido, irresoluto y descorazonado. ¡Qué agobio, qué desazón, qué flojera, que sinvivir, qué tumulto, qué descontrol, qué desesperación, qué desconfort, qué desmayo y qué fatiga! Como ante la carta de algunos restaurantes, mi mente se cortocircuita, mi corazón se encoge y mi cuerpo se bloquea. Pánico, inquietud, ansiedad, doble visión y desorientación... En tales casos, suelo terminar cerrando la carta en cuestión con gesto de infinito cansancio confiando en las dotes de liderazgo de mi comensal quien, acostumbrado ya a mis espantadas, se resigna, entre la paciencia y la irritación, a ser brazo ejecutor. Lo que para algunos es un prodigio de oferta, a mí me resulta un proceloso (por borrascoso, tormentoso y tempestuoso) listado. Qué le voy a hacer si yo soy de menú del día...

jueves, 17 de septiembre de 2009

AUTUMN ALMANAC


Aquí ya es otoño.
Adiós a la piel. Desnuda.
9 canciones que a mí me huelen a otoño.
No por nada. No.
Por el ritmillo.
Por la cadencia.
30 minutos.
De lluvias.
De mantas.
De charcos.

1. Interlude de Timi Yuro

2. Everyday de Vetiver

3. They can't buy the sunshine de Turin Brakes

4. What's left behind de The Sadies

5. Get back in line de The Kinks en la versión de The Minus 5

6. Je te réchaufferai de Aznavour

7. Monsieur craindrait les demoiselles de Jean-Louis Murat

8. Mister Lonely de Bobby Vinton

9. Tremendas amazonas de La Estrella de David (la versión de 3:31)

sábado, 12 de septiembre de 2009

LA GUERRA DE LOS MUNDOS


No sabía casi nada de District 9 (cosa rara, habida cuenta que, me entero ahora, está siendo un verdadero fenómeno: bombardeo mediático, blockbuster en USA...). Pero yo, ná de ná. Que estaba bien, que la había producido Peter Jackson y que iba de marcianos. Eso y la intranquilizadora palabra gore (lo único que me tiraba para atrás) y un cartel visto en una marquesina ("si piensa que su jefe es un alienígena, denúncielo" -lo de la campaña de publicidad viral de la peli tiene guasa: más de 30.000 llamadas para delatar supuestos marcianos-). Así que con la osadía que da la ignorancia y sin saber muy bien por qué, me fui el día del estreno a la primera sesión. Con algunas cosas en contra: un sueño atroz y un mísero sandwich en el estómago; y una sola a favor: no tener ningún referente. El sueño se disipó, agradecí la tripa vacía (hay algunas escenas realmente repugnantes, asquerosamente sádicas) y el total desconocimiento (qué maravilla ya casi olvidada sentarse en una butaca con la mente libre de prejuicios y desnuda de opiniones ajenas; qué gozo tan enorme descubrir a título absolutamente individual y dejarse sorprender desde el primer fotograma). Así que, estimados lectores, si no la habéis visto y tenéis intención de hacerlo, sólo dos recomendaciones:
1- No la veáis inmediatamente después o antes de la ingesta de comida.
2- No leáis esta entrada (ni nada que tenga que ver con District 9), no ahora. No por los posibles spoilers (no es mi estilo), sino por conservar intacta y absolutamente vuestra la experiencia (buena, mala o regulera).

--------

Una vez hecho este aviso, me meto en el fregado. Salgo de la película dos horas después con la misma sensación que tuve cuando vi The Host (salvando, que quede bien claro, las diferencias; y hablando, ojo, de la sensación con la que salí). La de estar ante una cosa absolutamente diferente, radicalmente personal, impagablemente desprejuiciada. District 9 tiene cosas de ET, de Transformers, de V, de Alien, de La Metamorfosis de Kafka, de... District 9 da asco, hace reír, inquieta, angustia, tensa y lanza unas cuantas bombas. Falso documental, película de ciencia ficción, relato extremo y metafórico de la realidad, vehículo de denuncia (y no sólo de la obvia)... Da igual. District 9 engancha y cautiva. Con una economía de recursos encomiable, convierte un escenario imposible en uno más que creíble. Y te deja, como pasa en las buenas películas, atrapado ahí durante un buen rato, reflexionando, masticando y digiriendo. Caminando por una calle, la de siempre, que de pronto se te antoja apocalíptica; reconociendo en los rostros habituales signos de mutación. Como The Host, District 9 se pasa por el forro la corrección política, los géneros y las convenciones. O no, los usa como le da la gana. Sin miedo. Sin pretensiones. District 9 tendrá muchos detractores (hay objeciones y peros, claro), pero hay algo que no se le puede negar y es la libertad. Y resulta absolutamente refrescante (cuando no emocionante) ver una película en la que un tipo ha hecho lo que ha querido. Saludo con entusiasmo el debut de Neill Blomkamp. Como dicen los críticos: apunta maneras. Muy buenas maneras. Y agallas.

viernes, 11 de septiembre de 2009

EL PRIMER DÍA DEL RESTO DE TU VIDA



El sábado fue sábado
Amaneció nublado
Y con ganas de camisa
Luego ya no

Puse The first days of spring de Noah and the Whale
Me quedé como una estatua con los primeros segundos
Y no quise que acabara aquello
Jamás

Ondas expansivas de melancolía
Y épica
Hay quien reniega de ella
A mí siempre me gustó el western
Mucho

Tema tres, I have nothing
Se acaba y lo vuelves a poner
Sin solución de continuidad
La voz se quiebra un poco
Tú, otro tanto

Love of an orchestra suena
Una vez
Y también hay que escucharla de nuevo
Acto seguido
Pasa con unas cuantas más

Qué preciosidad
Qué maravilla
Cada tema, una película
Distinta
Desfilando por mis oídos

miércoles, 9 de septiembre de 2009

DE OCA EN OCA


El otro día, en una de esas conversaciones zapping (o río o surfera) a las que soy tan propenso (aunque aún me pregunto si la tendencia es mía o de mis interlocutores que me llevan de tema en tema dando botes con la lengua fuera como el conejo de Alicia); el otro día pues, acabamos un amigo y yo haciendo una oda a Mark Twain. Nos centramos -momentáneamente, no olvidemos que se trataba de una charla zapeante- en Wilson, el Chiflado. Un libro que leí hace unos cuantos años y que compré por su autor, claro; por el título, más claro aún; por la portada (si la vierais, me daríais la razón: es de Tusquets, pero de las antiguas, toda en tono cobre con una maravillosa ilustración); y por el título de la colección (Marginales). Ambos (mi amigo el zapeador nato y yo) coincidíamos en recordar con alborozo y regocijo los encabezados de cada capítulo. Ayer saqué el volumen en cuestión (colocado, lo notifico con satisfacción, entre una edición facsímil de La ciudad automática de Julio Camba y un ejemplar de 1944 de Las paradojas de Mr. Pond de Chesterton); ayer lo saqué pues (qué prolijo en paréntesis estoy hoy, demonios) y releí algunas de esas frases.

No me he podido resistir y aquí van algunas, todas procedentes, claro, del Almanaque de Wilson, el Chiflado.
"Di la verdad o miente, pero cógele el truco"
"Adán era solamente humano; eso lo explica todo. No deseó la manzana por la manzana misma, la deseó porque estaba prohibida. El error fue no prohibir la serpiente, entonces él se hubiera comido la serpiente"
"Comentario del Dr. Baldwin sobre los advenedizos: no nos interesa comer setas que creen ser trufas"
"El hábito es el hábito, y nadie debe tirarlo por la ventana; se podría, quizá, empujarlo, escaleras abajo, peldaño a peldaño"
"Cuando estés enfadado cuenta hasta cuatro; cuando estés muy enfadado, blasfema"
"Del uso del adjetivo: en la duda, elimínalo"
"Cuando reflexiono sobre el número de personas desagradables que han pasado a mejor vida, me siento inclinado a llevar una vida diferente"
"He aquí que el tonto dice: 'No pongas todos tus huevos en la misma cesta', lo cual no es sino una manera de decir: 'Dispersa tu dinero y tu atención'; pero el hombre sabio dice: 'Pon todos tus huevos en la misma cesta y... VIGILA ESA CESTA'"
"No sería en absoluto mejor que todos pensásemos igual; es de la diferencia de opinión de donde provienen las carreras de caballos"
"Pocas cosas son más insoportables que el fastidio de un buen ejemplo"
"Día de los Inocentes. Este es el día en el que se nos recuerda lo que somos durante los otros trescientos sesenta y cuatro"




Nota a pie de página:

Y sigo sin hacer comentarios al basket
Me podrían llevar los demonios
Y aún no es el momento
Sigo confiando

martes, 8 de septiembre de 2009

PICTURES OF YOU



Alguien me puso sobre la pista

Cada día, una foto y una imagen

Bueno, bonito y barato

A veces las mejores ideas son las más sencillas

A veces las ideas únicas son las menos complicadas

http://www.nevver.com/

Chulo, ¿eh?

Y, claro, gracias al ojeador


Nota a pie de página:

Lo del partido de ayer, sin comentarios...
Esperemos a hacerlos cuando la cosa remonte

lunes, 7 de septiembre de 2009

ALGUNAS (recientes) CANCIONES BUENAS



Lunes (mañana)
Courage de The Whitest Boy Alive
O cómo salir a la calle con ritmo y con ganas
If you want me show some courage, courage, courage, courage...

Martes (tarde)
Lost coastlines de Okkervill River
De viaje
Just go la, la, la

Miércoles (a primera hora de la tarde)
Lasso de Phoenix
Soltura, desparpajo, hedonismo y caradura
Forever is a long long time when you lost your way

Jueves (a cualquier hora, a muchas, a todas)
Taking the farm de The War on Drugs
Superpoderes
You can feel it in the knees knees knees

Viernes (de madrugada o así)
Étoile éternelle de Adanowsky
Puritito, inspirado e inspirador sexo
Laisse-moi me glisser dans toi et ne plus jamais sortir

Sábado (media mañana)
We've got tomorrow de Chris Isaak
Balcones abiertos y cosas que no fallan
And when the hard times come, oh darlin, don't be blue

Domingo (tarde, cuando la consciencia empieza a perderse)
Invocation de Dayna Kurtz
La extraña y confortable y emocionante sensación de estar en casa
Please mama let me come home

domingo, 6 de septiembre de 2009

BLACK IS BLACK



Salvo dos opiniones favorables (contundentemente favorables, fervientemente favorables), el resto (mucho resto) habían sido juicios sumarísimos (es una mierda, es MUY aburrida) y algunos otros, simplemente reservados (no es la hostia, pero estéticamente es TAN bonita -comentario que debo reconocer me puso los pelos como escarpias: mi experiencia me demuestra que cuando se dice eso de una película, en realidad no es sino un eufemismo de 'purito infumable bien envuelto'). Así que ahí iba yo, cargado de paciencia y temor, con las expectativas por los suelos y a, pesar de todo, los ánimos arriba (forajidos, atracos, cine negro, Chicago años 30...).

Dos horas y media después me secaba los lagrimones (qué tristezas) y me rascaba la cabeza: ¿Dónde está la caca? ¿Dónde el aburrimiento? No lo entiendo. Me gustan el duelo entre el siempre grande Bale y el por una vez contenido Depp; el personaje de Dillinger, ese ganster flipado por el gansterismo, por la figura del fuera de la ley; el ritmo; las secuencias de atraco y tiroteo; la historia de amor; la épica; la mitología... Así que me sigo dando golpecitos en la barbilla. ¿Un truño? ¿Un coñazo? ¿Qué? Quizá haya perdido la chaveta, el juicio, la capacidad de crítica o el criterio (¿acaso los tuve alguna vez?). No lo sé, pero me preocupa más bien poco si el resultado es este.

viernes, 4 de septiembre de 2009

LAS APARIENCIAS ENGAÑAN


Es británico
Nooooooooooo

Bueno, europeo
Noooooooooooooo

Es escritor
Noooooooooooooooooo

Bibliotecario, científico, diseñador ¿¿??
Noooooooooooooooooooooooooooooooo



Mayer Hawthorne es yanqui, músico, multiinstrumentista y tiene 29 años.
Mayer Hawthorne es blanco blanquísimo y se casca un soul digno de un negro negrísimo.
A strange arrangement, su debut, es un discazo.
Una voz bien oscura, unos arreglos dignos de la Motown y la prestancia propia de un veterano.
A strange arrangement tiene un tempo y un ritmo perfectos.
Suena a clásico. A gloriosamente antiguo.
Si eres capaz de escuchar las doce canciones sin saltar del sofá es que tienes un problema o estás muerto.
De esos discos que te hacen creer que puedes ser bailarín y que tienes cualidades para cantar.
Imposible no ponerse a dar pasitos como si fueras un danzarín consumado.
Imposible no chasquear los dedos y ensayar algún coro en falsete.
Imposible no sentirse tocado por la gracia.
Imposible no verse un poco más elegante.
Imposible no ser un rato feliz.
Mayer Hawthorne.
Irresistible.
Enganche absoluto.
(Recomiendo sus clips en youtube, simplemente fabulosos).


martes, 1 de septiembre de 2009

REDEMPTION SONGS



Ayer fue uno de esos días. De pronto, uno pierde pie. Puse mi itunes en modo aleatorio buscando la salvación que no conseguía encontrar conscientemente en el azar. Y de pronto, surgió Ben Watt y su North Marine Drive. Quité el aleatorio, busqué el cedé, lo puse en el equipo, me senté en el suelo y ahí que desfiló entero. Y viajé. Y curó. Un amigo me lo descubrió hace ya unos cuantos años. Creo que me llegó por correo. Recuerdo la tarde de la primera vez. La casa, el sofá y la madera. La sensación. La increíble versión de Dylan. Desde ahí este disco me ha perseguido, me ha acompañado, me ha hecho llorar, me ha serenado y ha vuelto una y otra vez para conseguir lo que otros no hacían. North Marine Drive se impone: una vez empezado, hay que escucharlo del tirón. Y en orden. Porque camina, se desliza, avanza, cuenta. Muta. Y tú con él. Te lleva. Te sube, te baja, te lanza al vacío para agarrarte del tobillo cuando estás a punto de dejarte caer. Hay algo misterioso ahí, algo inasible que se escapa feliz, afortunadamente, en cada ocasión. Algo que se resbala entre los dedos. Hasta la próxima. Qué bien cuando no se puede hablar de algo, ni tan siquiera escribir.